El deseo y la voluntad de Dios es el de
llevarnos a nuevos niveles. Somos
nosotros quienes en nuestro afán limitamos a Dios. Como he dicho anteriormente, limitándonos a
nosotros mismos. Amigo si tienes un sueño,
no desistas. ¿Acaso no te has preguntado
quien puso ese sueno ahí en primera instancia?
No nos confundamos. A veces no es
que tenemos un sueño. A veces es que
simplemente queremos que Dios cumpla caprichos.
Tengo un amigo que usualmente me decía que Dios no cumple los caprichos
y yo le contestaba que Dios siempre cumple los deseos del corazón (obviamente
siempre que estén en línea con su voluntad y lo que el representa). Ahora de adulto me he dado cuenta que mi
amigo tenia toda la razón. Usualmente lo
que tenemos en nuestro corazón no son los placeres como lo expresa la Palabra
de Dios, muchas veces son meros caprichos.
Y me di cuenta de la siguiente manera (digo, este es mi caso
particular)…
A veces lo que yo quería era parecerme a
alguien. Cuando estaba dentro de la
Iglesia me quería parecer a tal o cual evangelista o a tal o cual cantante
invitado. Y los veía con cierto aire de
grandeza, como si todo el poder y la gloria de Dios se centrara y fluyera
únicamente a través de ellos. Cuando no
estaba en la iglesia y estaba en algún otro lado por ejemplo en el lugar de
trabajo; me quería parecer tal vez a un compañero de trabajo. Tal vez por su forma de trabajar, por lo que
representaba en la vida o cosas similares.
Y era capaz de pedirle a Dios que me transformara según estas cosas que veía. Ahí esta la voz de la conciencia con las
tonalidades de mi amigo, repitiéndome que Dios no complace caprichos. Y sí, Dios complace los deleites del corazón
como menciona la Biblia. Pero he
encontrado que para esto hay un secreto.
Para encontrar los deleites del corazón
primeramente hay que encontrar la fuente de todo propósito. La claridad de nuestra visión del corazón
para que pueda verse a si mismo y decir cuan autentico es lo que esta pidiendo. Si hacemos esto vamos a ver muy a menudo que
los deleites del corazón van en acorde con la voluntad de Dios. Y sé que a veces podemos pensar que la voluntad de
Dios es aburrida o que no es lo que queremos en primera instancia. Pero créeme una vez probamos la voluntad de
Dios nos damos cuenta de lo bello que pueden ser estos deleites del
corazón. Es como caer en una melodía
hermosa que nos gusta. Es como que la
vida cae en un fluir autentico y toda la falsedad que usualmente nos rodea deja
de existir. De hecho es mucho más fácil
ver las cosas. Entonces comenzamos a
escuchar más claramente lo que nos conviene y lo que no nos conviene y podemos
tomar mejores decisiones que sabemos que nos llevarán al cumplimiento de esos
deleites.
Ahora como adulto sé separar mucho mejor
lo que es un deleite de lo que es mi capricho.
Cuando miramos la vida de muchas personas importante en nuestra sociedad
podemos que sus vidas están llenas de caprichos que nada llenan. Y nosotros con nuestro caminar poco a poco
nos iremos dando cuenta de cuales son esos deleites. Si realmente estamos impulsados a hacer algo
por y para Dios o si estamos buscando un beneficio personal como es el
reconocimiento cuando queremos que Dios cumpla las peticiones de nuestro
corazón. A veces hay que mirar y
examinar profundamente nuestro corazón, pues la misma Palabra dice que no hay
cosa mas engañadora que el corazón del hombre.
Y esto lo he experimentado. Para
mi no existe cosa más cambiante, mas bipolar que el corazón. Hoy nos gusta algo que mañana vamos a
odiar. Y algo que odiábamos ayer hoy lo
amamos. Sucede con la ropa que
utilizamos, con la música y hasta con maneras de ver la vida. Hay cristianos que en un pasado por alguna razón no aceptaban
ciertas cosas en cuanto a la apariencia y forma de vestir. Pero algunos años después los vez y están
completamente vestidos de todo aquello que negaron. Así también somos con las creencias. Alguien en un altar le da con predicar
caprichos y nosotros queremos deleite.
El capricho dice que te debes poner o quitar algo. El deleite dice yo soy lo que soy y el
evangelio es supra cultural, no dependo de lo que visto sino de lo que Dios
dijo que yo era. Y así pasamos la vida
madurando y cambiando del capricho al deleite.
Hasta que llegamos a ver claramente todas las cosas. Obviamente todo esto es un proceso donde el
cristiano va a ir madurando mientras camina, pero el propósito de este es
articulo es darte una antesala de lo que te espera y si ya pasaste por esto,
refrescar el conocimiento para que no pierda su aplicación.
Dios te bendiga mucho. Sabes que puedes compartir, gustar y comentar
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3 comentarios:
Buen articulo, en mi opinion, si hay muchas veces que queremos hacer o ser como los demas para ser aceptados por lo que "dicta la sociedad", mas sin embargo, tenemos que aprender a ser uno mismo, ser transparentes y no dejarnos llevar por los caprichos, q muchas veces son cosas que la sociedad "dicta"; y mejor deleitarnos con lo que Dios nos da cada dia, aceptar, muchas veces las cosas que nos suceden, porque Dios sabe porque lo hace.
Gracias por tu acertado comentario. Muchas veces por no decir todas, ese dictado de la sociedad es lo que empuja nuestros caprichos para elevarlos a un estado de mayor importancia y proposito. Pero cuando nos enfocamos en quienes somos, todo eso pierde importancia y perspectiva.
Asi mismo es, lamentablemente, hoy en dia con el ser humano sucede asi, comienzan a hacer cosas o caprichos para agradar a otros, y siempre terminan haciendo lo q los demas dicen y no lo que realmente se quiere ser. Sucede mucho cuando comienzas nuevo en un trabajo, por ejemplo a mi me ha pasado por la mente, mas sin embargo cuando retomo lo q realmente quiero hacer, y cual es mi proposito, no hay quien me hacer cambiar de pensamiento. Pienso que para ser uno mismo debemos enfocar y tener en mente cual es nuestros proposito de ser.
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