martes, junio 12, 2012

Nuestros Caprichos




 El deseo y la voluntad de Dios es el de llevarnos a nuevos niveles.  Somos nosotros quienes en nuestro afán limitamos a Dios.  Como he dicho anteriormente, limitándonos a nosotros mismos.  Amigo si tienes un sueño, no desistas.  ¿Acaso no te has preguntado quien puso ese sueno ahí en primera instancia?  No nos confundamos.  A veces no es que tenemos un sueño.  A veces es que simplemente queremos que Dios cumpla caprichos.  Tengo un amigo que usualmente me decía que Dios no cumple los caprichos y yo le contestaba que Dios siempre cumple los deseos del corazón (obviamente siempre que estén en línea con su voluntad y lo que el representa).  Ahora de adulto me he dado cuenta que mi amigo tenia toda la razón.  Usualmente lo que tenemos en nuestro corazón no son los placeres como lo expresa la Palabra de Dios, muchas veces son meros caprichos.  Y me di cuenta de la siguiente manera (digo, este es mi caso particular)…

A veces lo que yo quería era parecerme a alguien.  Cuando estaba dentro de la Iglesia me quería parecer a tal o cual evangelista o a tal o cual cantante invitado.  Y los veía con cierto aire de grandeza, como si todo el poder y la gloria de Dios se centrara y fluyera únicamente a través de ellos.  Cuando no estaba en la iglesia y estaba en algún otro lado por ejemplo en el lugar de trabajo; me quería parecer tal vez a un compañero de trabajo.  Tal vez por su forma de trabajar, por lo que representaba en la vida o cosas similares.  Y era capaz de pedirle a Dios que me transformara según estas cosas que veía.  Ahí esta la voz de la conciencia con las tonalidades de mi amigo, repitiéndome que Dios no complace caprichos.  Y sí, Dios complace los deleites del corazón como menciona la Biblia.  Pero he encontrado que para esto hay un secreto. 

Para encontrar los deleites del corazón primeramente hay que encontrar la fuente de todo propósito.  La claridad de nuestra visión del corazón para que pueda verse a si mismo y decir cuan autentico es lo que esta pidiendo.  Si hacemos esto vamos a ver muy a menudo que los deleites del corazón van en acorde con la voluntad de Dios. Y sé que  a veces podemos pensar que la voluntad de Dios es aburrida o que no es lo que queremos en primera instancia.  Pero créeme una vez probamos la voluntad de Dios nos damos cuenta de lo bello que pueden ser estos deleites del corazón.  Es como caer en una melodía hermosa que nos gusta.  Es como que la vida cae en un fluir autentico y toda la falsedad que usualmente nos rodea deja de existir.  De hecho es mucho más fácil ver las cosas.  Entonces comenzamos a escuchar más claramente lo que nos conviene y lo que no nos conviene y podemos tomar mejores decisiones que sabemos que nos llevarán al cumplimiento de esos deleites.

Ahora como adulto sé separar mucho mejor lo que es un deleite de lo que es mi capricho.  Cuando miramos la vida de muchas personas importante en nuestra sociedad podemos que sus vidas están llenas de caprichos que nada llenan.  Y nosotros con nuestro caminar poco a poco nos iremos dando cuenta de cuales son esos deleites.  Si realmente estamos impulsados a hacer algo por y para Dios o si estamos buscando un beneficio personal como es el reconocimiento cuando queremos que Dios cumpla las peticiones de nuestro corazón.  A veces hay que mirar y examinar profundamente nuestro corazón, pues la misma Palabra dice que no hay cosa mas engañadora que el corazón del hombre.  Y esto lo he experimentado.  Para mi no existe cosa más cambiante, mas bipolar que el corazón.  Hoy nos gusta algo que mañana vamos a odiar.  Y algo que odiábamos ayer hoy lo amamos.  Sucede con la ropa que utilizamos, con la música y hasta con maneras de ver la vida.  Hay cristianos que  en un pasado por alguna razón no aceptaban ciertas cosas en cuanto a la apariencia y forma de vestir.  Pero algunos años después los vez y están completamente vestidos de todo aquello que negaron.  Así también somos con las creencias.  Alguien en un altar le da con predicar caprichos y nosotros queremos deleite.  El capricho dice que te debes poner o quitar algo.  El deleite dice yo soy lo que soy y el evangelio es supra cultural, no dependo de lo que visto sino de lo que Dios dijo que yo era.  Y así pasamos la vida madurando y cambiando del capricho al deleite.  Hasta que llegamos a ver claramente todas las cosas.  Obviamente todo esto es un proceso donde el cristiano va a ir madurando mientras camina, pero el propósito de este es articulo es darte una antesala de lo que te espera y si ya pasaste por esto, refrescar el conocimiento para que no pierda su aplicación.

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3 comentarios:

Betsy dijo...

Buen articulo, en mi opinion, si hay muchas veces que queremos hacer o ser como los demas para ser aceptados por lo que "dicta la sociedad", mas sin embargo, tenemos que aprender a ser uno mismo, ser transparentes y no dejarnos llevar por los caprichos, q muchas veces son cosas que la sociedad "dicta"; y mejor deleitarnos con lo que Dios nos da cada dia, aceptar, muchas veces las cosas que nos suceden, porque Dios sabe porque lo hace.

Jomy dijo...

Gracias por tu acertado comentario. Muchas veces por no decir todas, ese dictado de la sociedad es lo que empuja nuestros caprichos para elevarlos a un estado de mayor importancia y proposito. Pero cuando nos enfocamos en quienes somos, todo eso pierde importancia y perspectiva.

Betsy dijo...

Asi mismo es, lamentablemente, hoy en dia con el ser humano sucede asi, comienzan a hacer cosas o caprichos para agradar a otros, y siempre terminan haciendo lo q los demas dicen y no lo que realmente se quiere ser. Sucede mucho cuando comienzas nuevo en un trabajo, por ejemplo a mi me ha pasado por la mente, mas sin embargo cuando retomo lo q realmente quiero hacer, y cual es mi proposito, no hay quien me hacer cambiar de pensamiento. Pienso que para ser uno mismo debemos enfocar y tener en mente cual es nuestros proposito de ser.

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