Lo que decimos se convierte en una auto-profecía
a favor o en contra de nosotros mismos.
Debemos ser cuidadosos con las cosas que decimos. La Biblia dice que la vida y la muerte están
en poder de la lengua y que el que la sabe usar comerá de su fruto. Para mi la palabra que decimos es similar a
la semilla. La semilla se siembra y da
su fruto, de igual manera la palabra se habla y produce las consecuencias de la
misma. Soy de los que si la gente me
escucha a veces creerán que estoy hablando o diciendo locura. Digo cosas como: “tengo dinero”, “tengo de sobra”. Si es una situación negativa o lo que muchas
personas considerarían negativo; entonces me escucharas diciendo cosas como:
“wow que bueno que esto ocurre, así aprendo tal o cual cosa”. Con el tiempo he aprendido que todas las
cosas que experimentamos en la tierra son pasajeras, por lo tanto las
experiencias negativas solo sirven de lección.
Si somos cristiano el fin siempre va a ser positivo. Incluso cuando el fin es la muerte, que
muchas personas lo ven como algo negativo, debemos de entender que es lo más
positivo que le puede pasar a un ser humano.
Pero obviamente dirigido y en el tiempo de Dios.
En cuanto a la palabra hablada te invito
a que hagas un experimento. Te invito a
que te dediques a realmente escuchar las personas que te rodean e identifiques
a esta única persona que se pasa alrededor de nosotros quejándose
constantemente. No importa que esta
persona sea cristiana (los cristianos también lo hacen). No importa que sea un compañero de trabajo,
pero intenta de que sea una persona adulta que tenga ciertas responsabilidades
y escúchalo por un periodo de una semana (si resistes). Identifica las quejas de esta persona. Escucha todo lo que dice y si puedes toma
nota de lo que esta ocurriendo en su vida en comparación con lo que se está
quejando. Algo vas a notar en este
ejercicio y es el incremento de las cosas de las cuales se aqueja. Por ejemplo si se aqueja de dolor, vas a
notar que “el dolor” es mas agudo. No
estoy diciendo que uno no se deba de quejar si uno tiene dolor. Lo que si quiero decir es que con uno
quejarse en realidad lo que logra es un efecto multiplicador de ese dolor. En lugar de quejarnos lo que deberíamos hacer
es declarar. Declarar la sanidad de
Jesús para nuestras vida, declarar que por sus llagas somos sanados y cosas
similares que se encuentran en las Escrituras.
Es el poder de la palabra hablada en acción. La queja incrementa el dolor o la situación
por la cual estés pasando, mientras que la declaración de la palabra y más aún
si es la Palabra de Dios tiene siempre un efecto positivo sobre nosotros.
Este proceso de declaración de la Palabra
de Dios es efectivo para cualquier situación de nuestras vidas desde el que
está atravesando por problemas matrimoniales hasta el que quiere bajar de
peso. ¿Acaso no saben ustedes que
ustedes son imagen y semejanza del Altísimo?
¿Acaso no saben ustedes que el Altísimo hizo todas las cosas por el
poder de su palabra? Dios hablo y se hizo
la luz. Dios hablo y se hizo el Sol, las
estrellas, la Luna… todo, hasta los seres humanos. Dios nos invita a hacer uso de ese don de la
palabra. Dios no es un Dios de
queja. Dios es un Dios de propósito y
resultados.
Hace algún tiempo aprendí que una de las
leyes universales que controlan nuestro mundo es la Ley del Contagio. Esta ley es como la de la gravedad que aunque
uno no la ve, cumple su efecto. Si no
crees que existe la Ley de la Gravedad eso no va a hacer que ella no
funcione. Ve y trépate a la torre más
alta del mundo negando en tu corazón la existencia de la Ley de la
Gravedad. Niégala con todo tu
corazón. Niégala con toda tu mente. Niégala con toda tu alma. Llega al tope del edificio de la torre y
lánzate… créeme que por mas que la hayas negado porque no la vez como algo
físico o material esta ley como quiera existe y tiene su efecto. Esta otra ley, que llamamos la Ley del
Contagio dice que todo es contagioso.
Patch Adams hacía que algunos se rieran y luego todos en un salón terminaban
riéndose, esto como resultado de sus investigaciones traía sanidad física y
emocional. Entra a un lugar con cara de
enojo y veras el tipo de servicio que vas a recibir. Entra con una sonrisa y es muy probable que
se te asista con una sonrisa. Y si
quieres irte mas allá y probar esto de la Ley del Contagio en estos momentos
acércate a alguien y comienza a bostezar constantemente y te darás cuenta que
en cuestión de un momento esa otra persona también comenzará a bostezar y te dirá…
“me lo pegaste”.
Traigo esto de la Ley del Contagio a
colación porque esta Ley va muy de la mano con la palabra hablada. Si nos dedicamos a la práctica de una manera
de hablar positiva, energética y con entusiasmo, aquellos que estén alrededor
nuestro lo van a notar y automáticamente comenzarán a cambiar su forma de
hablar y de expresarse. Creo que Puerto
Rico y el mundo está demasiado lleno de negativismo y los cristianos somos los
que estamos llamados a pronunciar la esperanza.
Así que no importa por lo que estés atravesando comienza a declarar
esperanza en el nombre de Jesús.
Comienza a cambiar tú mundo por medio de tú palabra. Es un don que te ha dado el cielo para ti y
no deberías negártelo.
Te invito durante esa semana del
ejercicio con el amigo (a), a que también trates de influir la conducta de esa
persona. No directamente, pero con lo
aprendido en este artículo. Mencionando
los buenos días, usando modales y demostrando nuestros valores, valores que son
del Reino. Además utilizando nuestra
boca de manera apropiada. Hay poder en
las vibraciones que causan nuestras cuerdas vocales en el mundo físico. Al igual que la música tiene un efecto sobre
nuestro cuerpo y sobre nuestra manera de pensar. Incluso la música tiene un efecto tan grande
que pude cambiar la perspectiva de cómo vemos las cosas. Lo mismo ocurre con tu voz, con la alabanza y
adoración a Dios. Cambias la perspectiva
y comienzas a ver las cosas desde una perspectiva divina, de la manera en que
Dios quiere que veas las cosas. Hoy al
momento de escribir este articulo yo soy el resultado de las declaraciones de
mi boca y la de otros a mi favor. Hoy
soy un hombre que no fuma, esto por una continua declaración. Soy un hombre alejado de la bebida, gracias a
la declaración y por último soy un hombre libre gracias a la declaración de la
palabra. Esta es mi experiencia
personal. ¿Tienes algún testimonio déjanos
saber en los comentarios? Si leíste este
artículo, te gusto, lo pusiste en practica y te funcionó… también déjanos
saber.
-Dios te Bendiga
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