sábado, junio 23, 2012

La Guerra Espiritual




 Antes el asunto de la guerra espiritual no era tan aceptado en las Iglesias.  Cuando el concepto comenzó con aquellos libros como los de Rebbeca Brown, Ed Murphey y Peter C. Wagner muchas de las iglesias se mostraban escépticas.  Hoy es una realidad de nuestro diario vivir.  Continuamente nos damos cuenta de que como cristianos hay una fuerza antagónica que se nos resiste para alcanzar las bendiciones de Dios para nuestra vida.  Al ver la sociedad en el estado en que se encuentra nos hace pensar que algo más allá que lo puramente físico está ocurriendo.

Efesios 6:12
Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.

Entonces nos damos cuenta que no solo esos autores mencionados al comienzo habían hablado de la Guerra spiritual, sino que también apóstoles como Pablo lo infirieron en sus escritos.  Lo que sucede es que plenamente el concepto como tal, por ejemplo la palabra Guerra Espiritual no la vas a encontrar en la Biblia.  Pero cuando lees con cuidado lo que Pablo menciona en efesios se hace una realidad más conceptual.  Puedes ver en realidad lo que nos está sucediendo.  Ahí puedes entonces asimilar la palabra de Jesús cuando dijo que el enemigo vino a robar, a matar y a destruir, pero que el ha venido a deshacer las obras del maligno.  En realidad es una Guerra.  Y mas allá cuando logras visualizar que existen dos reinos uno el de las tinieblas y otro el Reino de la Luz, más aún se nos hace real que debe de existir un conflicto.  El conflicto cósmico de los siglos.  Una guerra que comenzó hace mucho tiempo en la eternidad y que hoy en día está viendo su desenlace en la tierra.  Nosotros los hijos de Dios, de igual manera que hicieron los apóstoles estamos llamados a interponernos en la brecha por la condición del mundo.  Los apóstoles lo hicieron en su tiempo, así es que el cristianismo se ha llegado a convertir en el movimiento más seguido de todos los tiempos.

Este asunto de la Guerra Espiritual es tan importante para obtener la victoria en el mundo y aún así al día de hoy existen cristianos que lo obvian en sus asuntos cotidianos.  De hecho me he visto en ocasiones hablando con algún cristiano que me ha indicado que ellos hacen de todo menos Guerra Espiritual por que a esto último le temen.  Otros dicen que no saben hacerlo bien y temen que algo salga mal.  Bueno en relación a esto te puedo decir que Jesús dijo que en su nombre íbamos a sacar demonios.  Algo que se ha perdido con el transcurso del tiempo es el don de llamar las cosas por su nombre.  Esta es una opinión muy personal e invito a los lectores a debatir sanamente a través de los comentarios dispuestos en la revista.  Al decir que se ha perdido el don de llamar las cosas por su nombre me refiero a que con el avance de la ciencia y la medicina por ejemplo a lo que antiguamente se le llamaba un mal, una malicia o un demonio hoy en día se le llama enfermedad mental.  Solo porque el hombre se ha tomado la molestia de “investigar” y ponerle su propio significado a las cosas.  Cuando leemos la Biblia dice que tal o cual hombre estaba endemoniado, o lleno de demonios.  Podemos leer también versículos que dicen por ejemplo “un mal le acechaba” o “un espíritu inmundo estaba con el”.  Todos estos nombres de las situaciones que aparcan en la Biblia el hombre los ha transformado en diferentes enfermedades y les ha dado un tratamiento que en muchas ocasiones hemos visto que no funciona.  Soy de los que creo que las cosas hay que llamarlas por su nombre.  Otro ejemplo es el asunto del pecado.  Estamos pasando por un proceso histórico tremendo.  La palabra pecado ha desaparecido de nuestro idioma.  A no ser que seamos cristianos y que continuamente leemos la Biblia y asistimos a la iglesia podemos decir que la palabra pecado casi ni se oye.  Y esto es peligroso.  En sociedades pasadas era natural escuchar acerca del pecado y se entendía que era una condición que afectaba a la humanidad y de distintas maneras se trataba de remediar con el mismo.  Hoy en día al sacar esta palabra de nuestro lenguaje nos trae a la idea de que el mismo no existe.  Nuevamente le hemos cambiado el nombre a las cosas.  He escuchado en algunas iglesias que para ablandar la cuestión ya no se le dice pecado, sino que ahora se le dice falta, o falla.  Mi hermano el pecado continua siendo pecado y tenemos que luchar para extirparlo de nuestra vida.  Para eso Dios nos ha dado las diferente herramientas y armas que componen la Guerra Espiritual o el ministerio de liberación.  Hermano no deje de practicar la guerra espiritual.  Si no sabe muy bien como es ese asunto de la Guerra Espiritual le recomiendo a que se siente en oración con Dios y que el le revele las verdades y hasta los limites en los cuales usted puede entrar en guerra.  Le animo también a que visite una iglesia que tenga un ministerio de liberación con el cual se pueda educar de lo que ocurre en las atmosferas espirituales.  También le digo que hay diferente tipos de lecturas en la librerías cristiana que hablan del tema.

Para culminar te cuento lo que me ha sucedido en los últimos años como parte de lo que entiendo es mi preparación de parte del cielo en estos asuntos.  Últimamente me he dado cuenta de que no solo los cristianos practican la guerra espiritual, sino que también las sociedades fraternas que practican el ocultismo por ejemplo “los rosacruces” y “la sociedad teosófica” contienen practicas y rituales de guerra espiritual a favor del reino de las tinieblas.  Y por lo que he visto estas practicas también tienen un efecto en el mundo físico, como lo tiene la Guerra Espiritual a favor del Reino de Dios.  He visto como se practican rituales mágicos para influir en diferentes sectores de la sociedad.  Personajes como Anton Szandor LaVey, Aleister Crowley, Eliphas Lévi y otros han formado parte de estas sociedades fraternales. Aún así en el día de hoy estas influyen nuestra sociedad y de una manera que solo la investigación individual propia nos dejaría ver hasta que punto. 

2 Corintios 10:4
porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas…

-Dios te Bendiga


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