Mucho se está diciendo en los medios de
comunicación acerca del Puerto Rico de hoy.
Los políticos en lugar de trabajar para mejorar la situación lo que han
hecho es tomar ventaja para enlodar a su contrincante. En lo personal no puedo negar que el ambiente
se siente cargado y muchos optamos por una negación pasiva para poder continuar
nuestra vida como personas normales.
Pero en la raíz hay un problema.
En conversaciones que he tenido de índole política y social siempre me escucho
repitiendo lo mismo Puerto Rico no era así y el puertorriqueño no era así.
Es triste ver en las noticias que un
joven de 20 años fue ultimado a balazos por un vacilón en una salida a un
pub. Yo toda mi vida no he sido
cristiano, por lo tanto en mi temprana juventud y hasta en mi vida de adulto sé
de primera mano lo que es visitar un pub para pasarla bien con amistades, es la
idea de visitar uno de estos sitios. Sé
y pongo en claro que el mejor ámbito social para desarrollar actitudes y
cualidades agradables y constructivas es la iglesia y las cosas
espirituales. Pero soy muy realista y en
la juventud se opta por socializar con los amigos, compañeros de la universidad
y personas que uno va conociendo en el transcurso de la vida. En medio de esto la cultura social de Puerto
Rico ha perdido enormemente el respeto a la vida. No solo eso.
A mi entender el factor corrupción ha sido un cáncer que ha contaminado
toda nuestra sociedad. Y la corrupción
no solo en el ámbito político, sino que en todas las esferas sociales de Puerto
Rico.
Actualmente yo pertenezco a la
Organización de la Guardia Nacional de Puerto Rico. Organización que me ha brindado muchos
beneficios más allá de los económicos los cuales son los que en primera
instancia me motivaron a ser parte de esa organización. Pero aún dentro de esta organización se mueve
la vara de la corrupción. En un sistema
donde todo está escrito, como se suele decir del ejercito de los Estados
Unidos, donde todo lo que ocurre ha de hacerse con la pureza del proceso, aquí
también se ha colado esta maldita semilla de la corrupción. Y si esta semilla de la corrupción es capaz
de afectar los sistemas mas estrictos, ¿qué no hará con aquellos sistemas que
se prestan a ser mas fácilmente manipulados?
La raíz de todo este asunto en el que se encuentra Puerto Rico la
podemos ver en la falta de valores y el orgullo propio. Lo que sucede es que para poder aplicar la corrupción
necesitamos sacar de nosotros los valores.
Los valores son los que hacen el llamado a la conciencia, los valores
son quienes explican a nuestra mente en un lenguaje único, el cómo deben de
hacerse las cosas. Cuando optamos por
callar nuestros valores damos paso a que se pueda realizar cualquier cosa y
apenas nos damos cuenta de lo que estamos haciendo. Cuando callamos nuestros valores no hay voz
que nos detenga cuando estamos haciendo algo mal, sin embargo existe otro
mecanismo que entra en vigor cuando no utilizamos nuestros valores. El mecanismo de las consecuencias. Cuando hacemos las cosas ya sean buenas o
malas el mundo traerá como resultado unas consecuencias inevitables y esto sí
que no lo podemos ni callar, ni quitar.
Las consecuencias siempre van a estar ahí, como un monumento que se
levanta para recordarnos donde están nuestros valores y lo que hemos hecho con
ellos. Y esto es exactamente lo que esta
ocurriendo con nuestro Puerto Rico, lo que estamos viendo son las consecuencias
de nuestra entrega de valores. La
consecuencias de hacer las cosas por orgullo propio sin tener en consideración
el plan de Dios para la nación.
Hubo una época en que Puerto Rico fue
conocido por la lucha pro-evangelio. De
esta isla salían los mas grandes evangelistas del mundo. Puerto Rico era un país con mucho temor de
Dios y esto hacía que el Dios de la nación derramará bendición sobre la
isla. Hoy poco a poco vemos como nos
hemos alejado de esta forma en que se hacían las cosas. Dios ha dejado de bendecir a Puerto Rico. Sí, Dios aún nos tiene en su plan de cuidado
y protección, eso es muy cierto. Dios
nos ha tratado con misericordia al librarnos de los huracanes y posibles
terremotos que la misma ciencia ha determinado que se supone que Puerto Rico
hace algunos años hubiese atravesado por un terremoto de gran escala. Dios nos ha guardado. Pero el espíritu de muerte ha sido soltado
sobre Puerto Rico. Este espíritu esta
desolando nuestras calles y acabando con nuestra juventud. Algo muy importante que debo recalcar es que
los cristianos no están muriendo dentro de la ola de violencia por la cual atraviesa
el país. Los cristianos están guardados
bajo la mano del Poderoso. Quienes están
muriendo son aquellos que escogen un estilo de vida en contra de Dios. Aquellos que se dejan influenciar por los
mecanismos sociales de manipulación. La
música que contamina los corazones de los jóvenes, música que los hacen pensar
que son de hierro, platino o algún otro material indestructible. La música que los segrega en castas y levanta
el falso orgullo de ser “de la calle”.
Pues en la calle no hay nada, lo único que puedes encontrar en la calle
es la muerte, y esto de forma segura.
Espero que en algún momento logremos
salir del estado en el que nos encontramos.
Mi mente lógica dicta que el estado actual de Puerto Rico es un caos
total. Donde nada tiene sentido. Estadísticas que dicen que el 70% de los
crimines se quedan sin resolver. Un
lugar donde mueren asesinados mas de 1000 personas al año. Un lugar en el que las agencias de gobierno
se reparten todos los bienes en la cara del pueblo. El pueblo está necesitado. Y las necesidades de este pueblo son muchas y
van desde la necesidad económica la cual se ha convertido en una prioridad,
hasta necesidades emocionales. Para mi
estas últimas son mas importantes que las primeras. Puerto Rico es un país emocionalmente enfermo
y la cura la tiene el médico por excelencia.
Yo por último vivo con esta pregunta:
¿Dónde falla un sociedad, estará fallando
la Iglesia?
-Dios te Bendiga
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