jueves, junio 21, 2012

El problema está en la raíz



 Mucho se está diciendo en los medios de comunicación acerca del Puerto Rico de hoy.  Los políticos en lugar de trabajar para mejorar la situación lo que han hecho es tomar ventaja para enlodar a su contrincante.  En lo personal no puedo negar que el ambiente se siente cargado y muchos optamos por una negación pasiva para poder continuar nuestra vida como personas normales.  Pero en la raíz hay un problema.  En conversaciones que he tenido de índole política y social siempre me escucho repitiendo lo mismo Puerto Rico no era así y el puertorriqueño no era así.

Es triste ver en las noticias que un joven de 20 años fue ultimado a balazos por un vacilón en una salida a un pub.  Yo toda mi vida no he sido cristiano, por lo tanto en mi temprana juventud y hasta en mi vida de adulto sé de primera mano lo que es visitar un pub para pasarla bien con amistades, es la idea de visitar uno de estos sitios.  Sé y pongo en claro que el mejor ámbito social para desarrollar actitudes y cualidades agradables y constructivas es la iglesia y las cosas espirituales.  Pero soy muy realista y en la juventud se opta por socializar con los amigos, compañeros de la universidad y personas que uno va conociendo en el transcurso de la vida.  En medio de esto la cultura social de Puerto Rico ha perdido enormemente el respeto a la vida.  No solo eso.  A mi entender el factor corrupción ha sido un cáncer que ha contaminado toda nuestra sociedad.  Y la corrupción no solo en el ámbito político, sino que en todas las esferas sociales de Puerto Rico.

Actualmente yo pertenezco a la Organización de la Guardia Nacional de Puerto Rico.  Organización que me ha brindado muchos beneficios más allá de los económicos los cuales son los que en primera instancia me motivaron a ser parte de esa organización.  Pero aún dentro de esta organización se mueve la vara de la corrupción.  En un sistema donde todo está escrito, como se suele decir del ejercito de los Estados Unidos, donde todo lo que ocurre ha de hacerse con la pureza del proceso, aquí también se ha colado esta maldita semilla de la corrupción.  Y si esta semilla de la corrupción es capaz de afectar los sistemas mas estrictos, ¿qué no hará con aquellos sistemas que se prestan a ser mas fácilmente manipulados?  La raíz de todo este asunto en el que se encuentra Puerto Rico la podemos ver en la falta de valores y el orgullo propio.  Lo que sucede es que para poder aplicar la corrupción necesitamos sacar de nosotros los valores.  Los valores son los que hacen el llamado a la conciencia, los valores son quienes explican a nuestra mente en un lenguaje único, el cómo deben de hacerse las cosas.  Cuando optamos por callar nuestros valores damos paso a que se pueda realizar cualquier cosa y apenas nos damos cuenta de lo que estamos haciendo.  Cuando callamos nuestros valores no hay voz que nos detenga cuando estamos haciendo algo mal, sin embargo existe otro mecanismo que entra en vigor cuando no utilizamos nuestros valores.   El mecanismo de las consecuencias.  Cuando hacemos las cosas ya sean buenas o malas el mundo traerá como resultado unas consecuencias inevitables y esto sí que no lo podemos ni callar, ni quitar.  Las consecuencias siempre van a estar ahí, como un monumento que se levanta para recordarnos donde están nuestros valores y lo que hemos hecho con ellos.  Y esto es exactamente lo que esta ocurriendo con nuestro Puerto Rico, lo que estamos viendo son las consecuencias de nuestra entrega de valores.  La consecuencias de hacer las cosas por orgullo propio sin tener en consideración el plan de Dios para la nación.

Hubo una época en que Puerto Rico fue conocido por la lucha pro-evangelio.  De esta isla salían los mas grandes evangelistas del mundo.  Puerto Rico era un país con mucho temor de Dios y esto hacía que el Dios de la nación derramará bendición sobre la isla.  Hoy poco a poco vemos como nos hemos alejado de esta forma en que se hacían las cosas.  Dios ha dejado de bendecir a Puerto Rico.  Sí, Dios aún nos tiene en su plan de cuidado y protección, eso es muy cierto.  Dios nos ha tratado con misericordia al librarnos de los huracanes y posibles terremotos que la misma ciencia ha determinado que se supone que Puerto Rico hace algunos años hubiese atravesado por un terremoto de gran escala.  Dios nos ha guardado.  Pero el espíritu de muerte ha sido soltado sobre Puerto Rico.  Este espíritu esta desolando nuestras calles y acabando con nuestra juventud.  Algo muy importante que debo recalcar es que los cristianos no están muriendo dentro de la ola de violencia por la cual atraviesa el país.  Los cristianos están guardados bajo la mano del Poderoso.  Quienes están muriendo son aquellos que escogen un estilo de vida en contra de Dios.  Aquellos que se dejan influenciar por los mecanismos sociales de manipulación.  La música que contamina los corazones de los jóvenes, música que los hacen pensar que son de hierro, platino o algún otro material indestructible.  La música que los segrega en castas y levanta el falso orgullo de ser “de la calle”.  Pues en la calle no hay nada, lo único que puedes encontrar en la calle es la muerte, y esto de forma segura.

Espero que en algún momento logremos salir del estado en el que nos encontramos.  Mi mente lógica dicta que el estado actual de Puerto Rico es un caos total.  Donde nada tiene sentido.  Estadísticas que dicen que el 70% de los crimines se quedan sin resolver.  Un lugar donde mueren asesinados mas de 1000 personas al año.  Un lugar en el que las agencias de gobierno se reparten todos los bienes en la cara del pueblo.  El pueblo está necesitado.  Y las necesidades de este pueblo son muchas y van desde la necesidad económica la cual se ha convertido en una prioridad, hasta necesidades emocionales.  Para mi estas últimas son mas importantes que las primeras.  Puerto Rico es un país emocionalmente enfermo y la cura la tiene el médico por excelencia.  Yo por último vivo con esta pregunta:

¿Dónde falla un sociedad, estará fallando la Iglesia?

-Dios te Bendiga

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