lunes, julio 23, 2012

Pero que no me dañe.



Pero que no me dañe fue un término que se hizo muy popular por el pequeño libro de David Wilkinson titulado la oración de Jabes.  Para ser honesto tengo que aceptar que a través de este libro fue que me cruce con estas palabras que menciona este personaje en su oración.  El pide ensanchamiento, extensión territorial, que su campamento se expanda y hasta cierta bendición financiera, pero dentro de todo le dice a Dios que  nada de esto lo dañe.  De hecho el lo interpone como una condición, como aquel que dice “Dios tu conoces todas las cosas, si sabes que lo que yo estoy pidiendo me va a dañar mejor no me lo otorgues” y más aun su petición también se relacionaba a su relación con Dios.  “Dios si la bendición entorpece nuestra relación mejor no la envíes”.  Cabe recalcar que es muy interesante esto; ya que muchas veces venimos delante de Dios con las exigencias de nuestro corazón, porque a veces no son ni peticiones, sino que exigencias.  Venimos delante de Él sin conocer o apreciar que Él conoce todas las cosas incluyendo el futuro, muchas veces una oración no recibe respuesta por el mero hecho de que Dios ha visto en el futuro que nos va a hacer daño.

Jabes nos brinda la oportunidad de ver estas cosas en nuestra vida.  De reconocer a Dios en su plenitud y parte de esa plenitud es entender que el lo sabe todo y nosotros no.  Mi petición es poder viajar el mundo y conocer bellos lugares, pero obviamente esta petición viene acompañada automáticamente de otra y es el dinero necesario para lograr esos viajes.  Ahora, una es petición de sueño, tipo capricho.  La otra como mencione viene de manera automática para que la primaria se pueda cumplir y ahí entra Jabes, pero que no me dañe.  Muy de seguro Dios estará complacido en permitirme viajar como lo ha hecho, ¿pero ponerme en las manos grandes sumas de dinero? (cosa que también ha hecho), bueno pero es mas dado a que valla de viajes auspiciado por una empresa y yo no ver el dinero en mis manos como ha sucedido.  Pues me gusta tener dinero en las manos, pero a la hora de manejarlo no soy el mejor.  Para eso Dios me dio una ayuda idónea, que donde yo suelo fallar ella “empata la pelea” como decimos en Puerto Rico.

Concluyendo sobre esa corta y pequeña oración de Jabes, el extracto de la misma y el éxito del libro radica en el titulo de este articulo, pero que no me dañe.  Es algo que constantemente deberíamos  meditar a la hora de orar tal vez nos demos cuenta de que hay cosas por las cuales no vale la pena ni comenzar a orar si de antemano sabemos que la respuesta puede ser dañina.  Mejor es pedirle la capacidad a Dios de poder tener esas bendiciones en un futuro cercano.  Dios dame la capacidad de no dañarme cuando llegue aquello que tienes destinado para nosotros.   Por algo Pablo menciona en uno de sus escritos:

“Todas las cosas me son licitas, pero no todas me convienen”.

Algo parecido en mis propias palabras.  La gracia me permite hacer lo que yo quiera, pero no todo tendrá las consecuencias graciosas.  Sino que cada cuál tendrá que lidiar con las consecuencias.  Hasta entonces Dios, que no me dañe.

-Dios te Bendiga

-Antonio Andino Jr

3 comentarios:

Betsy dijo...

"Pero que no me dane", buen articulo, me gusta mucho lo q expones aqui. Hay que saber lo que le pedimos a Dios y como lo pedimos, pues El tiene un proposito para cada ser humano, y pone en nuestras vidas con El sabe q nos hace falta; y no lo q nosotros creemos q nos hace falta.

testingpuertoricoairing dijo...

Gracias Betsy... fue inspirado en algo muy personal... a veces uno recibe bendición y no las sabe apreciar.

Betsy dijo...

Son experiencias de la vida, y de eso aprendemos a ser mejores seres humanos. Muchas veces hay q saber esperar en Dios, y sobretodo pedir sabiduria para realizar las cosas q son de su agrado.

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