Muchas son las noches en las que me acuesto pensando en que hay un eslabón perdido en todo este misterio que encierra al cristianismo y a la iglesia. He tenido extendidas conversaciones con mi esposa acerca del cambio radical que crearon los primeros apóstoles y la primera iglesia. Y sé que muchos dicen que la iglesia moderna ha hecho mucho más que los primeros cristianos. Esto dejándose llevar por el patrón de conversion que vemos hoy en día. ¿Pero en realidad es así como lo queremos exponer o como lo queremos ver? ¿Tenemos la misma calidad de cristianos? Y si fuera así, ¿Donde está el poder de aquella iglesia primitiva y las palabras de Aquel que dijo que cosas mayores a las que Él hizo, nosotros haríamos?
No puedo negar el hecho de que cuando uno hecha una mirada al mundo se da cuenta de que algo está sucediendo. Eso lo tengo que admitir. Como diría cualquier buen cristiano. Las profecías se cumplen frente a nuestros ojos, especialmente cuando concentramos nuestra perspectiva en los asuntos catastróficos y los males sociales que nos aquejan a nivel mundial. ¿Pero que pasa entonces con lo bueno? ¿Qué sucede con las cosas que identifiquen a una iglesia de poder, de Reino y de autoridad?
Creo honestamente que son preguntas que con el tiempo tendrán su respuesta como todo, pero no por eso dejan de ser preguntas válidas. Y más allá me atrevo a decir que son preguntas que todos nos hacemos y que son producto de mucha separación y división en muchos lugares donde se practica el llamado cristianismo.
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