“Ustedes son la luz del Mundo”, -dijo
Jesús. Tal vez nos estaba diciendo que
una vez el se fuera nosotros tendríamos que brillar para alumbrar este mundo
hasta que el regresará. Pero durante el
transcurso de nuestra “carrera” como Cristianos se nos ha olvidado que el
motivo de nuestro llamado es brillar para quitar las capas de oscuridad y
pecado que ocultan la luz del evangelio que es
Cristo. Si no brillamos, no ven a
Dios. Por eso estamos como estamos. Nos hemos preocupado más de lo que dice la
Biblia y como lo dice. De lo que
significa la Biblia y de lo que deja de significar a los ojos de algunos
otros. Pero nos hemos olvidado de lo
sencillo, y es que estamos llamados a brillar.
Brillamos cuando nos alejamos de nuestra
actitud egoísta. La actitud egoísta es
la que nos lleva a lo que llamamos pecado.
Es sencillo de ver también. En el
Edén todo andaba bien hasta que alguien pensó de manera egoísta, este fue el
principio de la caída que hemos heredado hasta nuestra nuestra generación.
El poder de cambiar el mundo, el poder de
que nuestro Señor y Dios sea visto por todos está en brillar en medio de una
humanidad. Brillamos obedeciendo lo más
sencillo que dijo Jesús:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
No podemos amar a Dios y odiar al prójimo…
en eso se cumple toda la ley.
Bendiciones.
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