“Spiderman no muere, ¿verdad?”. La
tensión por evitar la muerte del héroe en el videojuego que observaban, hizo
que esta pregunta formulada por un niño de 6 años quedase suspendida y en
espera de respuesta. Hace como dos días
medito en ella y es que aunque la pregunta parece sencilla, su respuesta no lo
es.
Primeramente, esta el discutir y plantear
al niño la diferencia entre realidad y fantasía. Lo segundo, sería tratar de hacerle entender
mas o menos, el concepto de la muerte que conocemos. Esta segunda es mas difícil puesto que
considero que es responsabilidad de un padre o de algún profesional, entrar en
temas como estos. Pero lo que realmente,
me hizo reflexionar es en el concepto del héroe que tenemos fundamentado en
nuestro cerebro.
Y es que nos han estereotipado un héroe
en nuestras mentes que no muere. Que se arriesga por otros menos capacitados
para defenderse puesto que ellos tienen habilidades o súper poderes que los
distinguen elevándolos como súper humanos.
Esto hace que los héroes sean seres que viven solo en la imaginación, que
lo mas real que se les puede ver es en la pantalla grande y lo mas cercano que
se puede palpar es en un muñeco de acción que no hace ni una decima parte de lo
que sus poderes prometen. Todos, aun
adultos desearían ser como uno de esos superhéroes que poseen hasta su propio
juego de video pero nadie desea hacer lo que por definición le pertenece al que
realiza actos heroicos.
Trasladándonos a la realidad, la parte
aburrida, la seria: a los diccionarios,
vemos que un héroe es una persona ilustre y famoso por sus virtudes y
hazañas. Y no estamos hablando de la
escena en que un superhéroe sin su uniforme y sin mascaras se sube al árbol a
bajar al gato. Sino de personas que
saben utilizar de forma natural y no planificada, sus virtudes en pro de algo
bueno y lograr una hazaña memorable, aun sin tener intención de ello. De hecho, cabe mencionar que estos personajes
de ficción se elevan aun mas sobre los héroes, puesto que se le agrega a la palabra
“héroes” el prefijo “súper” como si la primera palabra no fuese suficiente
haciendo dificultoso aspirar ser héroes.
No tengo la menor duda de que los héroes
existan. No llevan uniformes ceñidos al
cuerpo, músculos enormes y caras anónimas sino que visten de acuerdo a la
ocasión, al clima y a la comodidad. Sin
embargo, se nos ha suprimido de descubrir el héroe que hay en nosotros con una
imagen alterada por los medios.
¿Por qué debo preocuparme por ello? Mas que una preocupación, es notar uno de los
factores responsables que hace que la gente se haga indiferente a los problemas
que tiene en sus manos resolver. Tenemos
la capacidad de mirar todos los problemas que requieren atención, pero siempre
vivimos esperando que se ilumine el cielo con la figura del murciélago, o un
celaje en el cielo anuncie la llegada del superhombre para resolver nuestros
asuntos. Entonces hacemos referencia al
“hacer justica con nuestras manos” para finales trágicos como el matar al
responsable del crimen ignorando lo que “Justicia” significa. Todos tenemos virtudes con lo que podemos
hacer hazañas que nos coloque en la categoría de héroes. Es cuestión de dejar de esperar al superhéroe
de nuestra imaginación, a los responsables externos de resolver nuestros
asuntos y tomar la iniciativa de contribuir con el bienestar del mundo.
En referencia a la pregunta del niño,
pues es cierto, Spiderman no puede morir puesto que la fantasía ni siquiera
conoce la vida, esa vida que va conectada a las etapas de desarrollo tales como
nacimiento, crecimiento, envejecimiento y fallecimiento. Pero si me preguntan, ¿los héroes
mueren? Mi respuesta en definitivo
es: Sí, mueren, pero sus acciones
siempre son inmortales. En el periódico de
la vida que cuenta las historias trágicas y necesidades del mundo, debe
aparecer un único clasificado lea de la siguiente manera:
SE SOLICITA
Héroes.
Requisitos: Personas
que sepan que siempre hay algo por hacer con sus habilidades cualesquiera que
sean, unidas a la empatía y el servicio.
La paga: Un mundo
mejor.
Interesados: Favor de
ver a su alrededor y atender cualesquiera de las múltiples necesidades que
tiene el prójimo según sus capacidades y habilidades para tomar cartas en el
asunto.
1 comentario:
Muy bueno!!
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