A veces triste, a veces sin ánimo, a
veces hasta en depresión. A veces dices
que estas contento en tu lugar de trabajo, mientras otras veces maldices a tus
compañeros de trabajo y tu lugar de trabajo.
Esa es la parte de ti que no deseas conocer, esa es la parte de ti que
no deseas entender. Ese ser inconcluso,
ese ser de doble ánimo que a veces despierta con ganas de conquistar el mundo y
otras con ganas de un suicidio emocional y físico. Ese es el ser que no logramos comprender por
nosotros mismos sin importar cuantos libros de autoayuda podamos leer o cuantos
sermones bien intencionados logremos escuchar.
Esa es la parte de nosotros que únicamente puede ser Dios quien
intervenga, porque es la parte de nosotros que anhela un encuentro con su
Padre, con su esencia. Es la eternidad
dentro de nosotros, es un abismo que llama a otro abismo. Si no te lo dicen, si no te lo explican o si
no te lo enseñan… ¿Cómo vas a saber si existe?
Pues bien, aquí está para que sepas qué es lo que te esta sucediendo.
Sencillo, dentro de ti hay un ser que
quiere expresarse. Hay un ser que anhela
y busca un propósito perfecto. Hay un
ser que fue creado con eternidad en su corazón y anda buscando esa
eternidad. Ahora, por más filosofías que
se levantan diciendo que tienen la verdad, la verdad solo es una. Y Cristo dijo: “yo soy la Verdad”… en esa verdad es que tu espíritu desea
zambullirse y hasta que no encuentre saciedad continuará incomodo, tembloroso y
buscando la manera de encontrar esa verdad.
Desde antaño se ha luchado con este asunto de la verdad, pero cada vez
que es expresada por Dios nuestro raciocinio lucha y quiere desmentir a la
Verdad. La Verdad es una, pero no la
queremos aceptar porque es la parte de nosotros que no queremos entender. Es la parte de nosotros que conscientemente
tomamos la decisión de obviar y eliminar de nuestras vidas. Luego andamos como niños quejándonos de lo
que nos sucede en nuestras vidas. Nos
quejamos de que no podemos prosperar, de que no podemos crecer espiritualmente,
nos quejamos de que no tenemos propósito y
de que los malos aparentan ser victoriosos. Es que en realidad no hemos querido entender
esa parte de nosotros. Nuestro Creador
ya nos ha dicho como es que funcionan las cosas en nuestro mundo, tanto en el
interior (mundo del hombre interno), como en el exterior (el ámbito físico) y
como quiera nos quejamos y es que no hemos querido entender. No crecemos, no
prosperamos… deseamos ser libres pero nos negamos a entender, nos negamos a
escuchar y nos negamos a aceptar lo que Dios nos dice.
Entonces nos concentramos a creer
filosofías, creencias y disertaciones de carácter meramente humano. Aseveraciones y pensamientos que se levantan
desde el mismo infierno. El mismo
infierno que promovió la idea de ser iguales a Dios y seguimos comiendo de la
misma fruta que lleva a la muerte. Sin
querer entender que el llamado de Dios es uno más perfecto, sin querer entender
que Dios conoce el final desde el principio y que nos ha visto desde la fundación
del mundo. Pero optamos por seguir la
corriente del mundo promocionada por novelas de Univisión, películas de
Hollywood y los demás medios de comunicación.
Estos últimos gritan lo que debemos entender… según ellos. Dios continua moviéndose en el silbido
apacible con la realidad de lo que debemos entender, pero nosotros no queremos…
entender.
¿Entonces que haremos? Pues la respuesta es más sencilla aún. Hasta que no te decidas a entender la verdad
de Dios tu vida continuará igual y yo tendré que seguir escuchando las quejas o
leyéndolas a través de Facebook y todo porque simplemente no has querido
entender que para tener una vida saludable y prospera es necesario conocer a
Jesús y no al que te pinta la historia secular, al Jesús real, al de la revelación
de Espíritu Santo, al Jesús de poder.
Cada vez son más los que se están dando cuenta de la realidad de Jesús y
del evangelio… el verdadero evangelio y para lo que vino. Cada vez son más los que le muestran al mundo
la Gloria de Dios y la manifestación de sus poder a través de un rostro
iluminado que muestra el agradecimiento de lo que ha hecho Dios por ellos. Hay una parte en ti que no desea entender, el
deseo implica que optas por no entender… que cada vez que se te lleva el mensaje tu optas por
no creer, pues entonces lo que estás viendo en tu vida son las consecuencias de
tus decisiones y la queja que llevas de arriba para abajo es el fruto de tu
semilla.
Bendiciones
-Antonio Andino Jr
No hay comentarios.:
Publicar un comentario