Sin discreción alguna se le acerca,
rozando con su cuerpo la cara del individuo.
Se escapa gozando de su libertad y regresa para hacer lo mismo. El, impaciente intenta tomarla con su boca,
¿por qué no, si esta a su alcance? Esto
se repite una y otra vez por alrededor de 1 hora, hasta que finalmente, la
atrapó.
Entre coqueteo y coqueteo, no se dio
cuenta que el analizaba sus movidas, ya aprendió cada giro, cada gesto de
evasión y cuando cree que esta al control, que lo tiene dominado, sus cuerpo se
cansan y es cuando el toma la oportunidad que tanto esperaba: su ataque preciso y asertivo.
¿No te parece esto un poco común? Confías en tus habilidades para deshacerte de
las trampas de tu enemigo. ¿Coqueteas
con el “a que no me tocas”? Merodeas
alrededor de El, conociendo hasta donde llegas. Tu tienes el pleno control de
la situación.
¿Por qué emplear el tiempo en coquetear
con el Peligro? ¿Por qué no tomar tu
tiempo en volar libre, en aprovechar tu libertad y hacer lo que fuiste diseñado
para hacer? Muchos aferran a su estilo
de vida la frase de “Yo amo el Peligro”. De mi parte diré que conozco la frase
pero ni idea quien lo dijo. Tuve que darme la tarea de buscar quien era el
personaje quien dijo la famosa frase que de alguna manera se ha impregnado en
la conciencia de la gente, para enterarme que es una caricatura llamada Cool Mc
Cool. Una caricatura, que ni siquiera
tiene vida sin imaginación del caricaturista.
Caricatura que no sufre daños a menos que sea de rating. Sin embargo,
fue capaz de llegar a mi conciencia sin ni siquiera haberla visto.
La vida se vive una sola vez y es
demasiado valiosa como para jugar con el Peligro. Conoce tus fortalezas pero también tus
debilidades. No subestimes a tu enemigo. No coquetees con el, aun cuando creas al 100%
que puedes ser mas eficiente en la evasión que él en su puntería. Se astuto.
Evita el coqueteo que produce el orgullo. Desarrolla en ti la conciencia de que eres
vulnerable cuando coqueteas con tu debilidad o con la aspereza de tu
adversario. Procura gozar de tu libertad fuera de las garras de quien quiere
lastimarte.
Este coqueteo peligroso se trató de una
mariposa y un lagartijo. La mariposa
confió en su habilidad para volar rápidamente mientras que el lagartijo confiaba
en su experiencia y paciencia para esperar el momento oportuno. El coqueteo peligroso puede ser divertido y
adictivo. Es precisamente esa adicción a
esa adrenalina que puede destinarte a la boca del lagartijo. Vuela lejos del peligro conocido y estate
atento a tu camino. Cada día podrás
encontrar nuevos peligros en tu vuelo, pero si te mantienes con entereza a tu
propósito no perderás el enfoque y sentirás la plenitud para la cual estas
destinado a ser.
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