Lo interesante del meollo en que nos
encontramos como sociedad es el nivel de estancamiento mental, emocional y espiritual
que hay. Actualmente el sistema empuja
una agenda de consumismo extremo, de nuevos “gadgets”, autos y enseres que en
realidad no necesitamos como pensamos que necesitamos. Todo es un estimulo hacia los sensores
físicos de nuestra existencia y de alguna manera damos por olvidados los
sentidos emocionales e intelectuales y mucho mas los espirituales que acompañan
nuestra existencia sobre esta tierra.
Queremos llegar al punto B, donde nos vemos, donde alcanzamos
realización, donde estamos completos, pero una vez llegamos ahí se crea otro
punto B. Como que no era, como que no
es, como que esperaba algo más. Ya le
hice arreglos a la casa, y ya me hice de un auto nuevo, ya estoy en tal o cual
grupo que estaba loco (a) por estar.
Pero ya estoy aquí y como que falta algo más.
Tal vez el punto B no lo definimos
nosotros. Tal vez el punto B es un ideal
establecido desde antes de la fundación del mundo. Tal vez el punto B es un llamado mas Alto que
cualquier cosa que puede ofrecer este mundo.
Tal vez el punto B es un destino profético establecido en nuestros
corazones para ser cumplido por medio de Dios y otra cosa no puede llenar ese
lugar. No importa cual sea el logro
humano que logremos, tal vez no puede llenar esa ambición del punto B. Tengo un amigo que continuamente decía que si
tienes una piscina tú la puedes llenar tanto con agua como con salsa de tomate. Pero en realidad todos sabemos que la piscina
fue creada para estar llena de agua. Al
llenarla de salsa de tomate pierde su función principal que es el deleite de
los que nadan. Pero al llenarla de agua
cumple con la función para la cual fue creada.
Así que piensa en tu vida como una piscina y descubre para lo que fue
creada y de los mas seguro cuando llegues a ese punto B sientas que llegaste
bien, que te sientes realizado, que has alcanzado aquello que una vez fue
puesto en tu corazón. Has probado como
es la vida caminando en el propósito de Dios.
Bueno nadie te conoce mejor que El, pues fue El quien te creo y te trajo
a este mundo para cumplir con una función.
El trabajo nuestro dentro de este
mundo es descubrir los tesoros que ya fueron puestos para nosotros en esta
experiencia de humanidad. Así que no
esperes más y comienza la aventura que
te llevará de punto A hacia el punto B.
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