Dios te saco de la casa de servidumbre y
te hizo una nueva criatura. Dios te dio una nueva esperanza de vida. Y te dio un
propósito con el cual te puedes sentir completo.
Si Dios te trajo de las tinieblas a la luz, significa que te debes de sentir
como la flecha del arco que fue tensada hacia su destino y ese destino es uno profético. Dios anhela darte la herencia que te ha
prometido. Es bien importante que no
desistas. Es bien importante que no
mires hacia atrás, no sea que te vaya a pasar como a la esposa de Lot, quien
terminó convirtiéndose en una estatua de sal al querer prestar atención al
pasado de donde había salido.
Dios es un Dios de visión, es un Dios de
propósito. Dios no te diseño para que te quejaras de tu pasado. Dios no te diseño
para mirar hacia atrás. El te diseño con
un propósito predeterminado desde la fundacion del mundo y su plan para contigo
es de bien y no de mal. Y está a punto
de bendecirte de una manera que tú no te puedes ni imaginar, pues el siempre
está presto para darnos mucho más de lo que nosotros le pedimos.
El que comenzó la obra, la va a
terminar. Esta es una de sus promesas y créeme
que si el dijo que lo haría, el lo va a hacer.
Así es el Dios de Israel. Así es
el Dios de los siglos. Y si dudas de Él;
es que en realidad no le has conocido. Y
si aún no le has conocido haces mal en juzgar las cosas que no conoces y de las
cuales no has probado. No caigamos en el
error de interpretar a Dios a nuestra manera cuando ya de manera clara podemos
ver la representación de Dios hecha por Él mismo a través de las Escrituras.
Dios tiene un plan contigo y así como el
tiempo se está acabando, es mejor entender de una vez que el plan de Dios para
con nosotros es lo mejor que puede suceder en nuestras vidas. Es cuando únicamente nos podemos sentir
completos de verdad. Cuando Dios pone sus manos sobre nosotros y comienza a trabajar sobre nuestras vidas como el
Alfarero que trabaja con el Barro. De
esta misma manera, podemos entender que esto entonces es un proceso. Pero un proceso cierto y comprensible; una vez
decides montarte en la rueda del Alfarero.
Sin importar lo que suceda a tu alrededor o cuantas piezas piensas que
se “dañan” en manos del Alfarero. No nos
corresponde a nosotros juzgar la obra de las manos de Dios. A nosotros lo que os concierne es unirnos al
Maestro para ayudarlo en lo que podamos, en lo que Él nos llama. Otra cosa sería pecar.
A veces no alcanzamos todo lo que Dios
tiene para nosotros por el sencillo hecho de que siempre estamos pendientes a lo
que Dios tiene para otros. Pues como
estamos pendientes a lo que Dios está haciendo en otro, Dios permite entonces
que seas un espectador, una persona que lo que hace es mirar y no participa. Basta ya.
Conviértete en un participante de lo que Dios está haciendo en esta hora
que es tan importante para la Iglesia y para el Reino de los Cielos. Dios te Bendiga.
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